El Poder de la Intención

Catalina Bedoya
Coach Desarrollo Personal
Coaching • PNL • EFT • Matrix Reimprinting • Reiki
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Esta semana enfoquemos nuestras intenciones en lograr una energía de salud, armonía equilibrio y calma. Se dice que “lo que no puede contigo, te hace más fuerte”, así es que, trabajemos en buscar esta intención positiva de las cosas para Comprender, Aceptar, Cambiar y Crecer.
Es un privilegio estar vivo y debemos alegrarnos a cada momento. No esperes a que lleguen las condiciones que te hagan feliz, sólo selo. Yo pongo mis intenciones en el vasto océano de todas las posibilidades y permitiré que el universo obre a través de mí.
(Deepak Chopra)
Vamos a crear y a contribuir para dirigir la fuerza de la intención, visualizando tu deseo, tu propósito y recuerda que lo único imposible es aquello que no intentamos. Trátate con bondad cuando comas, cuando hagas ejercicio, cuando juegues, trabajes, ames y todo lo demás. Tratarte con bondad acelerará tu capacidad para conectarte a la intención.
Debes aprender a asumir la responsabilidad de las circunstancias de tu vida sin ningún tipo de culpabilidad. Las circunstancias de tu vida no son como son por una deuda kármica ni porque estés recibiendo un castigo. Las circunstancias de tu vida, incluyendo la salud, son tuyas. Se han puesto de manifiesto en tu vida, y tienes que asumir que tú has participado en todo el asunto. Tu discurso interno es única y exclusivamente creación tuya, responsable de atraer más circunstancias que tú no deseas. Conéctate con la intención, sírvete de tu discurso interior para mantenerte centrado en lo que intentas crear y verás como recuperas el poder de tu Fuente.
Refleja tu bondad aliviando y alegrando el alma de las personas que tienes a tu alrededor.


Siente como puedes entregar amor a todos y amarlos tal cual son, el campo energético de la intención es puro amor que desemboca en un entorno vigorizante y de cooperación.
Eleva tu nivel de energía, todo pensamiento tuyo posee una energía que te fortalecerá o te debilitará, lo que quizá no logres ver dentro es consecuencia de cómo decidas procesar todo y a todos en tu mundo. Proyectas sobre el mundo lo que ves dentro, y no puedes proyectar sobre el mundo lo que no ves dentro.
Si supieras que eres una expresión del Espíritu universal de la intención eso es lo que verías. Elevarías tu nivel de energía para conectarte a la fuerza de la intención sin posibilidad de que surgieran obstáculos.
Descubre la belleza que te rodea y si tomas conciencia de tus pensamientos sabrás cuales te afectan. Si en medio de un pensamiento debilitador cambias a otro que te fortalece, elevas tu vibración energética y te fortaleces, a ti mismo y a tu campo energético inmediato.
Medita y expande tus proyecciones permítete realizar lo que deseabas de niño, lo que te apasionaba, lo que hoy puedes lograr.


Controla tu diálogo interior, observa qué parte de tu diálogo interior se centra en lo que te falta, en las circunstancias negativas, el pasado y las opiniones de los demás, cuanto mayor conocimiento tengas de tu diálogo interior, más pronto podrás cambiar en mitad del desarrollo interior habitual, y pasar de me molesta lo que me falta a tengo intención de atraer lo que deseo y dejar de pensar en lo que no me gusta. Ese nuevo diálogo interior se transformará en el vínculo que te conecte a la intención.
Ilumina los momentos de duda y depresión, observa los momentos que no forman parte de tu naturaleza más elevada, rechaza los pensamientos que fortalezcan tu incapacidad para corresponder con la intención.
Sé consciente de la baja energía y recuerda que todo, incluidos tus pensamientos, posee una frecuencia energética que puede calibrarse para determinar si te va a fortalecer o a debilitar. Cuando veas que tienes pensamientos de baja energía o que estás inmerso en una energía baja, debilitadora, decide llevar una vibración más alta a esa situación que te debilita.
Conecta con la abundancia ilimitada no existen límites para nuestro potencial como personas, se receptivo estando dispuesto a Dar y Recibir.
Muchos de nosotros pasamos la mayor parte del día despiertos, pero como anestesiados, siguiendo patrones habituales que hemos desarrollado a lo largo de los años. Nos movemos de tarea en tarea en piloto automático, lejos de construir una vida intencional en la que vivir despiertos, conscientes y alineados con nuestros valores personales. Una vida en la que a nuestras acciones le precede una intención consciente.
Si hago la cama, por ejemplo, es porque el orden me produce tranquilidad, si lavo los platos es porque me proporciona bienestar ver la cocina ordenada; si elijo coger el bus en vez del coche quizá quiera preservar el medio ambiente; detrás de cada acción hay siempre una intención.
Sin embargo, después de repetir estas acciones todos los días, la razón de la intención se disuelve en la repetición. Es decir, establecimos la intención en su momento, consciente o inconscientemente, y en muchos casos ya no sabemos ni porqué lo hacemos. Y si la intención inicial ha cambiado, ¿cómo cambiaría la película si fuésemos conscientes de la intención que precede a nuestras acciones? ¿transformaría esto nuestras acciones y nuestra vida? ¿por qué decidir hacer algo a menos que otorgue un mayor sentido a la vida?
La diferencia está en la Intención.
Las intenciones son los pensamientos o impulsos que dirigen nuestra conducta y los valores son la expresión de aquello que realmente importa en la vida. Como bien dice Sharon Salzberg:
“Cada decisión que tomamos, cada acción que realizamos nace de una intención”
La vida está compuesta de estos simples momentos, y si estamos permanentemente pasando de una acción a la siguiente sin ser conscientes de nuestras intenciones, es muy probable que vivamos dirigidos por el piloto automático. Y esto trae consecuencias a diferentes niveles.


La desregulación emocional suele existir en función de una suma de momentos separados de causa y efecto que se suceden con tanta rapidez que suelen estar por debajo del umbral de la conciencia. Sintonizar con la intención es una forma de detener el efecto bola de nieve que muchas veces se traduce en un comportamiento del cual nos arrepentimos.
Cuando nos detenemos para entender cuál es la intención que hay detrás, somos capaces de detener el resultado de un comportamiento quizá no deseado.
La intención en este universo se manifiesta en tropecientas mil formas en el mundo físico, y cada parte de todos nosotros, incluyendo el alma, los pensamientos, las emociones y, por supuesto, el cuerpo físico que ocupamos forma parte de esa intención. Entonces, si la intención lo determina todo en el universo y es omnipresente, es decir, que no hay sitio donde no esté, ¿por qué tantos de nosotros nos sentimos desconectados de ella, y con tanta frecuencia? Y algo aún más importante, si la intención lo determina todo, ¿por qué nos falta a tantos de nosotros tanto de lo que nos gustaría tener?
Por todo esto, es muy importante comenzar a desarrollar el músculo de la intención preguntándonos con frecuencia:
¿Cuál es la intención con esta comida?; ¿cuál es mi intención con esta meditación?; ¿cuál es mi intención al apuntarme al gimnasio esta temporada?


Cuando hablamos de la intención no estamos hablando de fuerza de voluntad o de las típicas resoluciones que hacemos en la víspera de Año Nuevo con dudosa esperanza de acometer en nuestros corazones. El poder de la intención tiene que ver con lo que proyectamos en nuestro día a día, lo que anhelamos, lo que creemos que somos capaces de conseguir. Si queremos conocer el espíritu de nuestras actividades, el tono emocional de nuestros esfuerzos, tenemos que mirar nuestras intenciones.
Debemos honrar la intención, ese espacio en el corazón que guía todo lo que emprendemos. Y desde ahí, si caemos, no necesitamos auto recriminación ni culpa ni enojo; necesitamos volver a despertar a nuestra intención y a la voluntad de reforzar nuestro compromiso. Cada caída hace más fuerte nuestro compromiso.
«Entre el estímulo y la respuesta hay un espacio. En ese espacio está nuestro poder de elegir la respuesta. En nuestra respuesta yace nuestro crecimiento y nuestra libertad» (Viktor Frank)
Karuna Shangri-La

